30/9/2018 Patentes de inicio de Curso, Algunas con errores - ¿Cómo SE traducen CORRECTAMENTE?Read NowSeptiembre y octubre marcan el inicio de los cursos escolares y académicos. Es también un buen momento para pensar en la formación continuada y echar una mirada a lo que se patenta en relación con el aprendizaje. El abanico de ideas novedosas en este sector es amplio y curioso. Se extiende desde instalaciones TIC para centros de formación hasta bolsas de merienda, pasando por diversos sistemas para controlar el aprendizaje y otras tantas herramientas útiles para escribir u organizar el material para el aprendizaje. Pero a pesar de que el procedimiento de patente sea largo y riguroso, se cuelan errores. De hecho, no es raro encontrarse con errores tipográficos, errores de redacción como frases incompletas, falta de concordancia entre sujeto y verbo, signos de puntuación mal puestos, etc. ¿Qué debe hacerse entonces? ¿Deben mantenerse los errores en la traducción? Para contestarlo consideraré dos cuestiones básicas y un ejemplo:
¿Qué es una patente y para qué sirve? Es un medio legal para proteger una invención y obtener el derecho de explotarla en exclusiva en un determinado país, impidiendo que otros la utilicen, fabriquen o copien sin consentimiento expreso, durante un periodo de tiempo limitado, por norma general de 20 años. Durante este tiempo el titular de la patente podrá obtener un retorno de la inversión efectuada en la investigación y el desarrollo de la solución técnica que ha conseguido patentar. A cambio de este derecho exclusivo concedido por el estado, el inventor o el grupo de inventores titulares ponen los resultados de la innovación e investigación a disposición del público, lo que permite incentivar el crecimiento económico del país. En particular, para obtener esta protección estatal debe publicarse con precisión toda la información necesaria para realizar la invención, así como ejemplos viables concretos. Además, la invención, para que sea patentable, debe ser novedosa con respecto al estado actual de la técnica, debe contener un paso inventivo que no sea obvio para un experto en la materia y debe tener una aplicación industrial. Una patente no es pues una obra de gran literatura, sino más bien un escrito con una retórica técnico-jurídica peculiar que dice lo justo y necesario, pero sin revelar demasiado. Los lectores a los que se dirige son generalmente personas interesadas o expertas en la materia que se patenta, autores de libros o artículos, otros inventores, abogados, posibles licenciatarios del propio país o de otros países. Esto nos lleva a aclarar la siguiente cuestión: ¿Por qué y para qué se traducen las patentes? Hay básicamente tres posibles razones:
Sobre todo los casos 2 y 3 requieren una traducción marcadamente literal. Como traducción marcadamente literal no se entiende una traducción palabra por palabra que puede abocar en un sinsentido en la lengua de destino, sino una traducción fiel que cumple las siguientes cinco máximas según el escrito de Martin Cross publicado en 2008 en el manual para traductores de patentes de la asociación norteamericana de traductores (ATA):
Los comentarios o notas del traductor pueden ser necesarios cuando hay alguna ambigüedad lingüística que no puede expresarse directa o literalmente en la lengua de destino o cuando se detecta algún error en el texto de origen. Son sin embargo convenientes o no según el uso que se quiera dar a la traducción. Por ejemplo, no están permitidos los comentarios cuando la traducción se utiliza para una solicitud de patente en otro país o para una demanda por infracción de una patente. Es más, la traducción debe ser un reflejo fiel de todos los elementos que aparecen en el original, incluyendo los errores. En tal caso, si tampoco se quiere dar la impresión de una traducción poco cuidada, se pueden proporcionar dos versiones de la traducción: una con notas al pie de página para el uso particular del cliente y otra sin notas. Si se trata de un simple error ortográfico en el original, la solución puede ser más sencilla. Por ejemplo, si el texto inglés presenta necesary en lugar de necessary, no hay lugar a dudas de que lo que realmente se quiere decir es neccesary, por lo que no habría ningún problema de significado si se traduce como «necesario». Pero si el error ortográfico llega a cambiar el sentido de la palabra, el traductor no debe corregirlo, sino reproducirlo. Si es muy evidente y no afecta a números, en lugar de comentarlo en el pie de página, puede indicarse escribiendo simplemente «[sic]» (abreviación de la expresión latina sic erat scriptum que significa «así fue escrito») tras la palabra errónea. Veamos un ejemplo. Ejemplo IlustrativoPara ilustrar brevemente lo que se entiende por traducción fiel y marcadamente literal de un texto de patente que contiene algún error me centraré en una parte del resumen de la solicitud de patente WO2008105227 que he visto al buscar patentes curiosas relacionadas con el ámbito escolar y cuyo título es «Thermally changeable color writing tool».
Además de presentar la última frase una construcción que resulta confusa, hay un lapsus o error tipográfico con cambio de sentido al haberse escrito «wiring» en lugar «writing». Una traducción literal sería:
Hubiese sido mejor poner «una herramienta de escritura con tinta de color modificable térmicamente» y la última parte de la frase habría quedado mejor escribiendo: … y una parte de fricción (4) dispuesta sobre la superficie externa del cilindro (2) permite frotar la escritura realizada con la tinta de color modificable térmicamente (83) de forma que su color cambia bajo el efecto del calor por fricción así generado Pero esto ya no sería una traducción literal al haberse añadido con los sustantivos «tinta», «forma» y «efecto» y el verbo «permite» una información adicional que no está incluida explícitamente en el texto original. De hecho, el documento WO2008105227 presentado en febrero de 2008 ha sufrido diversas modificaciones y correcciones durante el proceso de solicitud de patente y la patente europea concedida finalmente a los inventores este junio de 2018 (EP3121027B1) ya no incluye esta frase confusa y tiene también un nuevo título “Thermochromic writing instrument” (Instrumento de escritura termocromática). En conclusión, la traducción de patentes no solo requiere dominio del tema tratado y del registro formal utilizado por los redactores de patentes en el país del idioma meta, sino también rigurosidad en la reproducción exacta y precisa de todo el contenido, prescindiendo de cualquier recurso embellecedor. Exige además, si no es una traducción para fines informativos únicamente, calcar los errores del original, a menos que sean erratas que no cambian el sentido de las palabras. No obstante, lo más común ante errores detectados en el texto original, es ponerse en contacto con el cliente para aclarar con él sus preferencias y necesidades. Referencias
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Por traducción científico-técnica se entiende generalmente la acción y el efecto de expresar en un idioma el contenido de un texto científico-técnico escrito originariamente en otro idioma. El texto técnico o científico puede ser un manual de instrucciones, un manual de instalación y mantenimiento, un catalogo de productos, una norma, una ficha de datos de seguridad, un artículo científico, una patente, etc. Se trata pues de un texto que se dirige a usuarios de un equipo o a especialistas o profesionales de un campo concreto del saber y que por lo tanto usa una terminología específica y un lenguaje preciso y objetivo. Una buena traducción científico-técnica debe ser lo más fidedigna y precisa posible para poder ser fiable y útil. Esto no significa solamente que el traductor debe saber expresarse correctamente utilizando los términos técnicos o científicos apropiados, sino que debe tener también la base científica necesaria como para detectar y entender toda la información implícita que se encuentra en, entre y detrás de las palabras y poder por tanto traducir correctamente el significado del contenido del texto, sin calcos, imprecisiones y términos equivocados. Al fin y al cabo, el objetivo de cualquier buena traducción es comunicar sin ambigüedades el contenido del texto de tal forma que el lector destinatario obtiene, al leer la traducción, la misma información y experiencia que un lector destinatario del texto original. ¿Necesita una buena traducción, precisa y fiable de un o varios documentos científicos o técnicos? Lo mejor es que recurra para ello a los servicios de un traductor o traductora que, además de escribir bien y dominar las lenguas de origen y destino, tenga formación científica o técnica, una capacidad lógica bien desarrollada y experiencia en el manejo de términos y conceptos especializados. Autora: Carola Schmidt-Iglesias, física y traductora especializada en traducciones del inglés y alemán al español en los campos de la electromecánica, electro-óptica, física y química, metrología y ensayos, automatización industrial, tecnología de la información, patentes.
Hoy presentaré un acertijo de lógica que he relacionado con el mundo de las traducciones y que nos permite ejercitar de forma divertida nuestras neuronas: Cerca de la sección de optoelectrónica de la Feria Internacional de Fotónica 2017, se encuentran 10 redactores técnicos de los cuales 9 dominan perfectamente el inglés, 8 son optoelectrónicos, 2 son ingenieros informáticos y 7 dominan a la perfección el español. Ninguno de los 10 reunidos tiene una doble titulación y sabemos también que 5 de los 8 optoelectrónicos han estudiado su carrera de ingeniería o ciencias físicas en España (y en español). La pregunta del acertijo es: ¿Cuántas personas, como mínimo, podrían realizar, en principio, una traducción de calidad del inglés al español en el campo de las comunicaciones ópticas? Tómese su tiempo. No es demasiado fácil encontrar la respuesta correcta. Cuando quiera, puede contrastar su respuesta con la que ofrezco al final de todo, tras la exposición de una posible forma de resolver este acertijo. Como primera aproximación, podríamos intentar determinar si en este grupo hay alguna o algunas personas que dominen las dos lenguas y sean además optoelectrónicos que han estudiado en España, o sea, personas con buenos conocimientos en comunicaciones ópticas y de la terminología correspondiente utilizada en la comunidad científico-técnica de habla hispana. Lo que nos permite resolver esta cuestión, es que sólo queremos conocer el número mínimo y no el número exacto de personas que cumplen esta condición. Como ayuda para la resolución, podemos hacer un dibujo esquemático de las personas reunidas, disponiéndolas una al lado de otra en una hilera, y numerarlas de 1 a 10 para poder distinguirlas. Supongamos que las personas 1 a 9 son las que dominan el inglés. Para determinar cuál es el número mínimo de personas que domina además el español, necesitamos colocar la franja correspondiente a una hilera de 7 personas hispanohablantes de tal forma que solape lo menos posible con la hilera de 9 personas angloparlantes. Esto nos deja la persona 10 y las personas 1 a 3 como monolingües. El o los posibles traductores técnicos se encontrarían por tanto entre las personas 4 a 9. Para obtener el número mínimo de personas que dominarían las 2 lenguas y además serían optoelectrónicos con dominio de la terminología española de esta área de conocimiento, debemos considerar el caso menos favorable y éste se da cuando las personas monolingües son también algunas de las que han estudiado optoelectrónica en España. Esto nos deja 5 – 4, o sea, una sola persona que domina las dos lenguas y la optoelectrónica en español. ¿Pero esto significa que tenemos también como mínimo una persona que podría hacernos una traducción de calidad al español de un texto inglés sobre comunicaciones ópticas? Analicémoslo. En principio, según el enunciado del acertijo, nuestro optoelectrónico bilingüe cumple los siguientes requisitos:
Sin embargo, no podemos saber a partir del enunciado del acertijo si el español es la lengua materna de nuestro escritor bilingüe o si es solo su lengua secundaria. En el segundo caso, no sería un traductor idóneo para traducciones del inglés al español, según las recomendaciones de diversas asociaciones de traductores. De hecho, es del interés del propio traductor traducir únicamente hacia su lengua materna y dominante, de la que posee conocimientos profundos e instintivos, y en la que puede expresar con mayor fluidez y naturalidad un contenido, sin caer en dejes extranjeros. En resumen, la RESPUESTA CORRECTA al acertijo es por tanto: Si el español es la lengua materna del por lo menos un redactor técnico bilingüe que hay en el grupo de ingenieros o físicos que han estudiado en España, entonces podemos considerar que hay por lo menos un buen traductor técnico del inglés al español para temas de optoelectrónica. Nota: Este acertijo es una adaptación que he hecho inspirándome en un acertijo de lógica que he visto en sharpbrains.com (publicado allí en abril de 2007).
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CS-ICS-I es Carola Schmidt-Iglesias, traductora científico-técnica y física apasionada. Archivos
Septiembre 2018
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